Ser nocturno,
como las aves
de mis cuentos.
Como las alas
de mis vientos.
Como el lobo solitario,
que acude a mi encuentro.
Acude asustado,
bajo la blanca luz
de la luna llena.
Acude en mi ayuda;
y aúlla...
De pronto llegan,
en tropel sin cuartel;
docenas; centenas;
incontables compañeros,
de carreras y de huída.
El hombre es,
su mortal enemigo.
El hombre que juró,
protegerlo ante la luna.
Y llegan ya todos;
se reúnen en la hoguera.
La madre tierra
exige venganza.
Sangre derramada.
Del ser más ruín,
del ser más traidor.
Ese de la coraza,
insensible ante el dolor.
Y cae el pastor,
y comienza la fusión;
el hombre lobo;
producto de una traición.
Y salvan mi vida,
me traen la salvación,
aúllo con ellos,
sin posible perdición.
Ellos me guían,
bajo la blanca luna.
Me ofrecen su ayuda,
les entrego mi alma.
Y pasa la noche;
llega el nuevo día.
Y los lobos se esconden,
en cavernas y grutas.
Y yo sigo mi camino,
ansiando su vuelta;
nuestros corazones son uno;
nuestras vidas van juntas.
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