juanmanuelsanchezmoreno
  Cruzando límites
 

Dicen que hay una línea,

una frontera.

Que si estás en un lado,

no estás en el otro.

 

Un blanco y un negro,

un hola y un adiós,

una vida y una muerte,

lealtad y traición.

 

Un paso en falso,

y cruzas el límite.

Te sientes extraño, distinto;

cambias de bando.

 

Un abismo aparece,

y entonces viene lo difícil.

A veces flotas, a veces caes;

la niebla cubre el camino.

 

No puedes detenerte,

ya no hay marcha atrás,

y continúas a ciegas,

por la senda de la osuridad.

 

Ahí es donde llega,

ese momento decisivo,

donde una persona muestra,

lo que vale en realidad.

 

Ahí y no antes, en verdad,

se decide como acabará;

que consecuencias traerá,

ese paso hacia el final.

 

Y como será el futuro,

solo Dios sabrá,

pero en ese frío instante,

todo es hostilidad.

 

Y no por enfrentamiento,

ni tampoco por casualidad;

es producto de la confusión,

de la bruma del despertar.

 

Ha de pasar el tiempo,

amainar la tempestad;

para que el barco vea puerto,

y pueda descansar su capitán.

 

Una llegada esperada,

desde mucho tiempo atrás,

culminación de un largo viaje,

¿Hacia la eternidad quizás?

 

Es al abandonar el barco,

cuando llega la oportunidad,

de comprobar que lo deseado,

se corresponde con la realidad.

 

Y ahí la tripulación,

tiene mucho que decir,

especialmente un oficial,

encargado del amor.

 

Su nombre: Corazón;

valiente y bravo luchador.

Salvaje, incansable;

incombustible trabajador.

 

Aunque no menos importante,

la eterna aspirante.

Habla sin parar...

!Piensa, medita, razona!

 

Y luego están los currantes,

la vida y la emoción;

Alma, Espíritu,

y una extraña sensación.

 

Todos han de discutir,

si la nueva situación,

es algo temporal,

o para siempre durará.

 

No es fácil dicha tarea,

pero todos colaboran,

porque saben que si no,

otra tormenta espera.

 

Y la experiencia finalmente,

logra al acuerdo ayudar,

si se quedan, será el final;

si se van no volverán.

 

Una vez decidido,

el destino trabajará,

comenzará su propio camino;

el encuentro, al final.

 

Y volvemos al principio,

pues otra línea hay que cruzar,

navegando por la mar,

hasta el océano encontrar.

 

 

Juan Manuel Sánchez

Escrita el 24 de noviembre de 2006 en Talavera de la Reina, Toledo.

 

 
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