Hay motín en el barco;

no quieren navegar más.

Por esas aguas corrompidas,

de orgullo y vanidad.

Hay motín en el barco;

ya quieren parar,

volver a casa y sentir,

el placer del hogar.

El capitán se defiende,

luchará hasta la muerte,

aunque quizás el barco,

cambie de rumbo.

Quizás se eligió mal,

el puerto al que llegar.

Quizás un nuevo puerto,

a los marineros pueda calmar.

Las tormentas hacen trizas,

los sueños y las alegrías,

y los corazones se resienten,

hastiados de combatir..

Hay reunión en el camarote,

del ya experimentado capitán.

Unos y otros hablan,

para hallar una solución final.

El capitán reconoce su error,

y los marineros lo aceptan.

Otro puerto hay que buscar;

cual, la mar decidirá.

Todos se unen de nuevo,

y se ponen a buscar;

en los mapas no aparece,

el puerto ideal.

Y entonces algo sucede;

un espíritu decide volar.

Los corazones le siguen,

y a las almas van a buscar.

Retoma pues el rumbo,

nuestro barco desdichado,

malherido por las garras,

de un cruel destino.

Pero esta vez será distinto,

se dicen los tripulantes.

Esta vez no habrá,

batalla sin ganar.

Podrán venir cien tormentas,

mil ciclones o huracanes,

pero firmes y aguerridos,

ahora triunfarán.

Con nuevas velas en lo alto,

y las almas en la mar,

los corazones lograrán,

al puerto encontrar.

 

Juan Manuel Sánchez

29-11-09